top of page
Buscar

Cómo soltar la mente y el texto (antes de volverse loco).

La obsesión por reprimir pensamientos negativos y corregir textos.


"No reacciones a tus pensamientos". Cómo, pregunto yo. Cómo hago para no sentir lo que acabo de pensar. Así estuve unos años, cruzándome con la frase en diferentes libros sobre autoconocimiento, funcionamiento de la mente,espiritualidad y desarrollo personal; y también lo decían mucho mentores a los que sigo. Cómo, me preguntaba yo cada vez. Porque cuando tenía alguno de esos pensamientos que me hacían hervir la sangre, que me ponían en el peor de los estados, trataba de no reaccionar a mi mismo y fallaba. Cómo, entonces. Leía sobre disociarse, de separarse de uno mismo y ser, por un lado, el cuerpo y la mente, y por el otro el ser verdadero que no es cuerpo ni mente.

Tardé tres años de intentos fallidos en notar algo: si al momento de tener el pensamiento negativo no trataba de cambiarlo, se esfumaba; si no le oponía resistencia, se desinflaba. Es que no tienen de qué agarrarse (tu resistencia a tenerlos, o tu manía por cambiarlos es el combustible). Y por que trataba de cambiarlos? Porque tener esa clase de pensamientos negativos significaba, desde mi punto de vista anterior, ser la clase de persona que yo rechazaba o criticaba. Una cosa no me estaba dejando ver la otra. La resistencia a los pensamientos negativos venía de no aceptar quien era. Una vez que acepté que también puedo ser envidioso o rencoroso o vengativo, aunque esto no pase mas que en mi mente, fue como quitarme un peso de encima y empezar a respirar mas tranquilo. Primera viene la aceptación de las famosas sombras de uno, y después el cambio que queramos hacer. Esa primera vez que mencionaba me pasó mientras hacía una de mis caminatas diarias, momento que aprovecho para meditar. Y momento en el que muchos de mis pensamientos más nocivos y recurrentes también aprovechan para sacar las garras y saltarme encima. Pero esta vez fue diferente, y algo adentro mio cedió, dejé las armas en el suelo y no respondí. Entonces todo paso a la misma vez, y sentí que finalmente me había rendido, había dejado de pelear conmigo mismo, y de repente entendía lo que significaba aceptarse incondicionalmente, aceptar sombras y luces por igual.



Cuidado con el perfeccionismo. No limpies tanto cuando edites, no pulas tanto, no hagas tanto. Esta bien editar, lo otro es fanatismo. Es una cuestión de conocerse también, de saber si tenés esas inclinaciones. La mayoría de los escritores son obsesivos así que las tienen. La mayoría son material de internación. Me causa gracia leer que digo "son" cuando lo correcto sería "somos". Así que cuidado, que el perfeccionismo pasa por lo general cuando estás empezando. No en el comienzo mismo, un poco después, cuando todavía no sabes bien quien sos a la hora de escribir pero tampoco sos alguien que recién arranca; cuando no tenés veinte pero tampoco tenés cincuenta; cuando todavía pensás mucho a la hora de editar, todavía estás sacándole la vuelta a tus propias trampas, a tus vicios, a todo el universo de conectores, muletillas y el resto de compañeros de cuarto. Cuidado, porque el perfeccionismo, si lo dejas, te termina llevando al loquero, te internan bien rápido. Así que no te dejes, no importa lo que te digan sobre lo que escribís, no importa que te cataloguen de desprolijo, de abandonado, de poco profesional. Vos no te dejes "perfeccionisar" por nadie, ni siquiera por vos. Tenete cuidado especialmente a vos, no sea que entres en alguna rueda demente de querer corregir cada coma y revisar cada conector y cada par de adjetivos que se te pasaron. Ojo, sino se te vuelta la testa.



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Gato en el balcón

   Conecta Conmigo 

Contáctame

bottom of page