Sobre las afirmaciones. Autoconocimiento antes de manifestar deseos

Hoy en día hacer afirmaciones se expandió de una manera que nunca antes había existido. Hay mil maneras de hacerlas, mil formas de llevarlas a cabo, diez mil promesas de que van a funcionar si se hace exactamente como el manual indica. Los maestros de antaño, antes reverenciados por unos pocos, hoy en día tienen un impacto masivo. Hablar de ellos ya no es, la mayor parte de las veces, de conocedor, sino algo que se debe saber, y, en el caso de las afirmaciones, de practicar. Pero si nos proponemos conseguir nuestros deseos solo con afirmaciones y programaciones estaremos salteándonos algo muy importante. El poder del subconsciente es enorme, y respaldados por él, es seguro que consigamos lo que estamos buscando, pero no estaremos necesariamente en paz después de conseguirlo. Sería lo que se conoce como "poner el carro delante del caballo." Las afirmaciones, hechas desde este lugar, son trucos de prestidigitador, trucos que tarde o temprano van a empezar a descascararse dejando al descubierto que por dentro aun nos somos desconocidos, que no tenemos idea de qué queremos ni porqué corremos detrás de tal o cual objeto de deseo.

Lo próximo que voy a decir tampoco es nuevo, pero no está ni mucho menos tan masificado como la enorme cantidad de afirmaciones y rituales que existen. Sí, la frase "conócete a ti mismo" también se volvió muy popular, pero el sacrificio que encierra hacerlo es algo que muy pocos están dispuestos a hacer. En este orden de cosas, poner el caballo delante del carro sería poner el conocimiento de uno y la paz interior como prioridad, y desde esta tregua afirmar y visualizar la vida que se quiera. De otra forma lo que se proyecta (y materializa, porque las leyes se aplican siempre, te conozcas o no) es carencia e ignorancia. Mahler dijo: “la tradición no es la adoración de las cenizas, sino la conservación del fuego”. Conocerse a uno mismo es la única tradición humana que vale la pena y envuelve a todas lo demás. Afirmar sin conocerse es jugar con cenizas. Lo único real se encuentre siempre después de atravesar el fuego.